(Por Jorge Altamira de Política Obrera de Argentina, 19/4/2024)
En la madrugada del viernes 19, Netanyahu ejecutó la anunciada represalia contra Irán por el bombardeo de éste a terrotorio israelí una semana antes. También bombardeó el sur de Siria y el de Líbano. El estado sionista posee el tercer arsenal de bombas atómicas, después de Estados Unidos y Rusia; Irán tiene vedado, por “la comunidad internacional” (Rusia y China incluidos) el procesamiento de uranio enriquecido y plutonio para construir artefactos nucleares.
Por razones “bíblicas” el jefe de estado sionista no podía demorar la respuesta debido a que el lunes 22 comienza la festividad de Pesaj, que dura ocho días. Tomó, asimismo, el resguardo de advertir de la acción al gobierno norteamericano. Fueron atacadas bases militares en las ciudades de Tabriz e Insfahan y las inmediaciones de instalaciones nucleares. Irán respondió con drones y misiles de interceptación. De acuerdo al diario Haaretz, los alcances y resultados de esta operación no se conocerán por mucho tiempo, al igual que el ataque iraní del viernes pasado. La prensa internacional coincide, sin embargo, en que ambos ataques fueron “calibrados”: sirvieron, en el caso de Irán, para responder al bombardeo de su embajada en Siria y el asesinato de siete jefes militares, y en el caso de Israel como réplica al ataque de Irán. Contrariando a la propaganda ‘occidental’, el mismo diario asegura que una mayoría de la población de Israel era contraria a una represalia. Es importante recordar que la misma prensa y casi todas las cancillerías del mundo habían dispensado de toda responsabilidad a Irán por el asalto de Hamás contra las poblaciones del sur de Israel, el 7 de octubre pasado. De modo que el estado de guerra con Irán fue buscado y desatado por el “gabinete de guerra” sionista.
El “calibramiento” de respuestas y contrarespuestas de ambas potencias son exhibidos como una señal de alejamiento de la posibilidad de una guerra general en Medio Oriente. Para algún comentarista, el bombardeo de ese viernes 19 por parte de Israel fue “kinético’’, o sea un gesto o una señal, se supone que de advertencia. El gobierno de Biden, señala el Financial Times, cree, incluso, que Hizbolla, la milicia shiita de Líbano, observa una actitud de apaciguamiento. La prensa liberal de Israel, por el contrario, entiende que el balance de toda la crisis muestra un debilitamiento irrecuperable de Netanyahu y su gabinete, mientras otros cables señalan una división irremediable en el gobierno. Para el ala liberal Israel ha salido derrotado: ha fracasado en extirpar a Hamás de Gaza y en liberar a los rehenes; ha provocado una masacre humanitaria que “mina moral y geopolíticamente” al estado sionista; ha ejercido una represión fuera de medida en los territorios ocupados de Cisjordania; se ha visto obligado a transferir a decenas de miles de israelíes de sus viviendas en la frontera con Líbano. La guerra ha causado un derrumbe del producto bruto interno de Israel, acompañado de una crisis financiera. El estado sionista depende del Tesoro norteamericano más que nunca.
Las represalias ‘calibradas’ ocultan el hecho de que se ha declarado de hecho una guerra entre Israel e Irán, que antes se desarrollaba por medio de terceras fuerzas u operaciones camufladas de los servicios militares y de seguridad. Ocultan, asimismo, que Putin ha advertido que se colocaría del lado de Irán en el caso de una agresión militar de Israel, cuando hasta ahora tiene un pacto de tolerancia con el gobierno sionista para el uso del espacio aéreo de Siria, que está controlado por Moscú.
El desconocimiento de la cuestión nacional palestina y la continua colonización (expropiación) de su población, que el sionismo daba por resuelto, se le ha vuelto como un bumerán. La salida de “dos estados” ha sido saboteada en forma sistemática por Israel y Estados Unidos. Es una construcción artificial de territorios sin conexión, de un estado sin soberanía y del tutelaje económico y miltar del estado sionista. El jueves reciente, una propuesta de Argelia para que la ONU vote la salida de dos estados fue vetada por Estados Unidos, que ha dicho apoyarla, a pesar del voto afirmativo de Francia y el Reino Unido. Mayor cinismo, ‘no se consigue’.
De todos modos, el escenario de una guerra mundial es más amplio. En la ex república soviética de Georgia, en el Cáucaso sur, se ha reiniciado el operativo que ha llevado a la invasión de Rusia a Ucrania. En el día de ayer se produjo un sitio al Parlamento para reclamar el ingreso de Georgia a la Unión Europea, iniciado por gobiernos anteriores, o sea a la OTAN. Lo mismo ocurre, en la misma región, con Armenia. De otro lado, la guerra económica contra China se ha acentuado, en especial en cuanto tecnología de punta e Inteligencia Artificial. China ha enfrentado esta guerra mediante la intensificación del esfuerzo por superar la grieta que la separa de Estados Unidos. El objetivo es considerado factor de guerra por el imperialismo norteamericano.
Medio Oriente ha pasado de sucesivos conflictos nacionales, al principio de carácter antiimperialista o vinculado al cerco imperialista contra la ex Unión Soviética, para convertirse en parte de una guerra mundial. Las reivindicaciones nacionales, históricamente progresivas, en la región han quedado subordinadas a una guerra mundial, a la que sólo le puede poner fin una acción revolucionaria mancomunada del proletariado internacional.